Gremio: La mujer rural

Gremio: La mujer rural

Por Pascual Tolosa Sancho, Encarnación Sancho Gómez

Actualmente, la mujer del medio rural ha visto mejorada, considerablemente, su calidad de vida; especialmente en lo relativo a las tareas de «fuera de casa», tales como ir a la siega, a pastorear, etc. , dado que ya no tienen que hacerlo, pero, también, en las que guardan relación con las faenas de «dentro de la casa», tales como no tener que ir a hacer el pan al horno, no ir «obligatoriamente» al lavadero a lavar la ropa, etc. Si bien, no hace muchos años la vida para estas mujeres era bastante dura, o mejor dicho, muy dura.

De otra parte, hay que señalar que además de disponer de más y mejores medios materiales, también ha cambiado la mentalidad de las mujeres del medio rural. En la actualidad presentan una mayor inquietud por hacer «otras cosas» que no sean las propias del hogar, si bien, la dispersión de los pueblos y su escasa población limitan enormemente la realización de las mismas.

Con este artículo se quiere rendir homenaje a todas ellas, animándolas a ser más participes y protagonistas en la consecución de sus inquietudes y, por otro lado, pretende ser de ayuda para todos los demás con el fin de comprenderlas un poco mejor.

Inicialmente se van a tratar varios aspectos generales de la mujer en el medio rural. Posteriormente, el artículo se extiende en aspectos locales de Pancrudo. Sin embargo, nos gustaría acercarnos al tema comenzando por la presentación del cuadro de «Las Espigadoras», dibujado por el francés Jean-François Millet en 1.857 y que se reproduce al margen.

En él se puede ver a «tres mujeres recogiendo las espigas (migajas) que quedan tras la siega que se desarrolla al fondo. A lo lejos, a la derecha, el capataz vigila, montado en su caballo. Las campesinas son las marginadas que tienen su permiso para acceder a los campos después de la siega. Millet, acentúa el aspecto miserable de la condición de vida de las mujeres. Su cosecha resulta ridícula comparada con la que se apila en los carros. El pintor las representa sin detenerse en sus rostros, describiendo sus pesadas siluetas, que deben doblegarse hacia el suelo para sobrevivir. La de la derecha parece tan habituada a esa postura que difícilmente puede enderezarse.

Cuando esta obra fue presentada en público, 1.857, desató una fuerte polémica, atacada por los conservadores y defendida por los liberales. Los críticos de arte mostraron su rechazo ante el hecho de que simples campesinas fueran elevadas a la categoría de héroes y que anónimos humildes se convirtieran en el tema principal del cuadro.

El pintor, Millet, creía que el arte debía estar ligado a la situación del momento, que debía ser un arte vivo para ser comprendido por la gente.

Aunque el cuadro es de mediados del siglo pasado y está fechado en Francia; aquí, en Pancrudo, después de la guerra civil, 1.936-1.939, también hubo algunas mujeres que fueron a espigar. Sirva de recuerdo a todas ellas.

Acerca del concepto de ruralidad

¿Qué define la ruralidad?. El parámetro que se considera como delimitador de la noción de ruralidad es el tamaño del asentamiento, es decir, la cantidad de habitantes de los pueblos y ciudades. La división de asentamientos que propone el Instituto Nacional de Estadística (INE) es el siguiente:

Estrato de población (en habitantes) Denominación INE
Pequeños asentamientos Menos de 2.000 Zona rural
Asentamientos medios Entre 2.001 y 10.000 Zona intermedia
Ciudades-pueblo Entre 10.001 y 50.000 Zona urbana 1
Ciudades Más de 50.001 Zona urbana 2, 3 y 4

 

Atendiendo a esta división, la mujer rural es la que vive en la zona denominada rural, es decir, en núcleos de menos de 2.000 habitantes. No obstante, muchos de los estudios en que se contempla la mujer rural se toma en consideración también el conjunto de aquellas que viven en la zona denominada intermedia.

Distribución de la población española según tamaño de asentamiento, 1.981.
  Mujeres Varones Total %
Pequeños asentamientos 3.778.791 3.810.042 7.588.833 20,1
Asentamientos medios 3.242.043 3.2032.332 6.445.375 17,1
Ciudades-pueblo 3.363.042 3.276.395 6.639.437 17,6
Ciudades 8.807.746 8.201.972 17.009.718 45,1
Total 19.191.622 18.491.741 37.683.363 100%

Fuente: Censo de Población. INE, 1.981.

 

Distribución de la población. Comparativo de España y Aragón, 1.981.
  Total nacional (%) Aragón (%)
Pequeños asentamientos 20,1 27,1
Asentamientos medios 17,1 13,2
Ciudades-pueblo 17,6 13,8
Ciudades 45,1 45,9

Fuente: Censo de Población. INE, 1.981.

Con toda la imprecisión que conlleva trabajar con datos tan generales, se puede señalar que la población «rural» en Argón es de un 27,1% por ciento, bastante más alta que en la media de España, que es de un 20,1% por ciento. También se puede constatar que cerca de la mitad de la población, el 45,9%, se localiza en ciudades, que en el caso de Aragón significa que se localiza en Zaragoza capital, dado que es el único núcleo con más de 50.001 habitantes.

Si tenemos en cuenta que los datos manejados se corresponden con el censo de 1.981, podremos pensar que en la actualidad, año 2.000, la configuración será distinta, con un menor porcentaje de población en el medio rural y una mayor en las ciudades.

El vacío rural y la mujer

La ruralidad tradicional se caracterizaba porque la actividad agrícola llenaba el espacio económico, la ocupación, el sentido productivo y social de los varones. Además, esta agricultura llenaba en parte el tiempo de las mujeres, aunque desde una posición marginal y subsidiaria.

Fidel Lahoz con parte de la familia y «Las Manolitas» (Teresa, Manolita y Pilarín)  (principio de los años 50)

Las causas de que este sistema rural se haya truncado son:

  • El proceso de intensa desagrarización del hábitat rural, que socialmente se traduce en una reducción de ocupados agrícolas. Y dado que no existe un proceso alternativo a dicha reducción, no existe una recomposición productiva de la actividad rural, desembocando en un vacío del mismo. Por otro lado, la mecanización de la agricultura también ha hecho desaparecer muchos espacios de laboriosidad femenina, o bien, los ha «masculinizado».
  • La revolución familiar y el trabajo familiar es el otro factor que ayuda al vacío rural. Por un lado, la baja tasa de natalidad hace que se reduzca también la tasa de ocupación de la mujer en casa y, por otro lado, las innovaciones tecnológicas aplicadas al hogar han reducido de un modo notable las cargas de dicha actividad (p.e. lavadoras, frigoríficos, lavavajillas, productos de limpieza, comidas precocinadas, etc.). Del mismo modo, la universalización de los mercados ha hecho perder el sentido económico a las tareas económico-productivas destinadas al autoconsumo familiar (p.e. pocas mujeres ya hacen prendas de ropa, cada vez son menos las familias que crían tocinos, etc.)
  • Por otro lado, el papel tradicional de la mujer rural no convence a las más jóvenes, que buscan en la industria y los servicios las oportunidades de empleo que les permiten romper con el destino de sus madres. Así, el rechazo de la agricultura, además de un fenómeno generacional, es también un fenómeno «genérico», en la medida en que la mujer aspira a alcanzar unas expectativas basadas en una mayor formación y socialización de los valores de la cultura urbana.

La ruralidad, en este sentido, es un hábitat que está por llenar y que desea ser llenado, pero todavía no existe la fórmula que permita el llenado necesario.

El envejecimiento de la mujer rural

El vacío generacional producido principalmente durante los años sesenta ha repercutido en la reducción de la población activa y con ella, también, la reducción de la natalidad. En gran medida los pueblos más pequeños (p.e. Pancrudo) han ido envejeciendo por pérdida de jóvenes y, por tanto, de niños. A continuación se presenta la evolución de la población en Pancrudo desde 1.950.

Fuente: Asociación Cultural «El Calabozo», 1.998.

Se puede constatar que en la década de los sesenta la población disminuyó en 121 habitantes, lo que representaba un descenso del 31,34%. En la década de los setenta la disminución fue de 112 habitantes, representando el 42% de la población. En los años ochenta disminuyó a un ritmo inferior, el 18%. Por último, en la última década del siglo el descenso ha sido notable, 55 personas, representado el 44%. Como vemos, el descenso de población ha sido muy notable.

El envejecimiento de la mujer en los pueblos pequeños es un hecho que ha ido paralelo al despoblamiento de los mismos. A continuación se refleja la tasa de dicho envejecimiento, tomando en cuenta el total nacional.

Tanto por cien mujeres mayores de 65 años (sobre total de mujeres)
  1.950 1.960 1.970 1.981
Pequeños asentamientos 8.5 9.8 13.2 15.5
Asentamientos medios 8.1 9.4 11.4 13.4
Ciudades-pueblo 8.0 9.1 10.1 11.1
Ciudades 8.0 9.1 10.1 11.9
Total 8.2 9.4 11.1 13.1

Fuente: Censo de Población. INE.

Si tomamos en consideración el envejecimiento en la Comunidad Autónoma de Aragón, los datos son los siguientes:

Envejecimiento de la mujer según asentamientos

(% de mujeres mayores de 65 años entre mujeres mayores de 16 años)

  1.981
Pequeños asentamientos 27.6
Asentamientos medios 21.3
Ciudades-pueblo 19.1
Ciudades 16.2

Fuente: Censo de Población, 1.981 INE.

Estos datos corresponden al año 1.981, por lo que en la fecha actual el envejecimiento seguramente será mayor. En definitiva, el medio rural está inmerso en una crisis de autor reproducción fundamentada en el despoblamiento rural, con alta carga de ancianos y masculinización de los jóvenes.

El envejecimiento de los padres retrasa el acceso patrimonial a la tierra, base de la actividad agraria, mientras que el desequilibrio entre sexos se traduce en soltería.

Las transformaciones del medio rural

  • El desarrollo de los mercados internacionales agrarios está en la base de la crisis de la economías agrarias tradicionales, centradas en el autoconsumo y en reducidos mercados locales. El efecto ha sido una pérdida de efectivos humanos muy importante. En algunos núcleos la reindustrialización del medio rural, generalmente de industrias de tipo manufacturero, emplea un número importante de mujeres, p.e. en el sector textil, montaje de componentes electrónicos, etc.
  • Cada vez es mayor la importancia que adquieren algunos núcleos rurales como espacios residenciales.
  • Para la población de muchos núcleos, el turismo o el ocio urbano son un complemento básico de las rentas provenientes de las actividades tradicionales.
  • La ruralidad puede llegar a ser una garantía para la conservación de áreas montañosas.

Las transformaciones del medio rural y el vacío que en los pueblos han dejado, queda fielmente parodiado en estos versos de Flor Lahoz (revista PANCRUDO, Nº 1):

Flor, durante la siega, en el Rubial (principio de los años 60)

Hay quien dice que Pancrudo
llegará a ser un «pueblo tumba»,
eso a todos nos apena,
nos asusta y nos perturba.
Nos negamos a que ocurra
pero ¿qué hacer todo el año
si no tenemos tractor,
ni vacas ni ganado?…
Así que, en cuanto podemos
y tenemos vacaciones
acudimos tos pal pueblo,
a ver a los familiares…

 

 

Trabajo y mujer rural

En primer lugar, cabe distinguir entre aquellas mujeres del ámbito rural que tienen un puesto de trabajo «oficial», monetarizado, y las que gran parte de su actividad esté inmersa en trabajos no-monetarizados, como es el caso de las ayudas familiares a las explotaciones agrarias, o en trabajos de la vida cotidiana (limpieza de la casa, compra, gestiones burocráticas y otros trabajos relacionados con el hogar), o en ambos.

Tradicionalmente, desde el punto de vista laboral, a este segundo grupo de mujeres se les ha clasificado con el atributo de «sus labores», entendiendo por tal una persona que únicamente se dedica a las labores del hogar, o «inactivas», si bien, esto no es cierto ya que cuando menos, el trabajo de casa ya constituye una actividad.

(Con la fotografía adjuntada se quiere materializar una de las tareas que tradicionalmente han realizado las mujeres en los pueblos, la de cuidar los animales domésticos, base del sustento alimentario cotidiano.)

A este respecto, indicar que existe un estudio de la Andalucía rural (al que podríamos aplicarnos), en el que se señala, entre otras cosas:

  • Que las tareas del hogar ocupan tanto tiempo como un trabajo normal de ocho horas.
  • Que la mujer rural dedica un 27% de su tiempo de ocupación a actividades no vinculadas al trabajo del hogar.
  • Muy pocas mujeres invierten tiempo en su formación.
  • La incorporación al mercado laboral implica, por lo general, una sobre actividad de la mujer.

Por otro lado, la mujer rural se encuentra ante una doble demanda: la familiar (visión tradicional o intradoméstica), y la profesional (visión moderna o extradoméstica). Todo proceso de transición social implica la existencia de situaciones o estados que no se adaptan ni a las viejas ni a las nuevas formas de organización social, los sujetos que están en el umbral del cambio, cargan habitualmente con el peso de la doble demanda, pagando así el precio del cambio social.

Las tareas del hogar que no hacen las trabajadoras rurales se transfieren a otras mujeres, mayoritariamente a otras mujeres del seno familiar, y, minoritariamente, a mujeres contratadas en el mercado laboral extrafamiliar.

Esto conlleva a la formación de un círculo vicioso de la feminidad rural, por cuanto la participación laboral de la mujer se salda con una redistribución de las tareas del hogar entre mujeres, sin afectar a la distribución por géneros.

Soluciones a la situación rural actual

La única solución de la ruralidad consiste en encontrar un nuevo sentido en el marco de las sociedades desarrolladas, que les permita romper el aislamiento funcional al que la desagrarización le está condenando.

Para ello, la nueva ruralidad ha de entender la lejanía física como una circunstancia, como un elemento a superar. Para su supervivencia sólo puede mantener diferencias circunstanciales pero no esenciales con la ciudad. En este sentido, el universo productivo de la ruralidad ha de ampliarse y diversificarse, y en esa diversificación parece estar la clave de la solución rural, más que en ningún desarrollo sectorial especializado.

Este es un hecho que, aún siendo muy limitado, estamos viendo actualmente ya en Pancrudo, es decir, personas que pernoctan en el pueblo pero van a trabajar a otros núcleos.  Aunque también se da el caso contrario, tal vez más acusado, y es el de vivir fuera de Pancrudo y venir al pueblo a trabajar las tierras. En cualquier caso, las dos situaciones llevan a la presencia de personas en el medio rural, siendo la distancia entre sus dos domicilios una circunstancia salvable.

Cuadrilla de jóvenes allá por los años sesenta. Algunos de ellos han permanecido en Pancrudo, aunque la mayoría emigraron a las ciudades. En verano y durante algunos fines de semana vuelven a juntarse en el pueblo.

Sin embargo, el verdadero asentamiento de la población rural pasa necesariamente por la mujer, y el asentamiento de la mujer pasa, cada vez más, por la existencia de empleos. El empleo de la mujer es la condición sin la cual no habrá crecimiento y desarrollo económico en el medio rural.

Recientemente, en al año 1.995 se establece desde el Ministerio de Asuntos Sociales, la CARTA PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES DE LAS MUJERES EN EL ÁMBITO RURAL. En ella se ofrecen una serie de propuestas encaminadas a:

  • Garantizar jurídicamente los derechos de las mujeres que trabajan de forma invisible en la agricultura y otras actividades del mundo rural.
  • Crear espacios educativos para las mujeres.
  • Mejorar la calidad de vida de las mujeres rurales.
  • Abordar los tradicionales desequilibrios entre hombres y mujeres.
  • Establecer las bases para una verdadera igualdad de oportunidades.
  • Favorecer el acceso de las mujeres a los puestos de decisión.
  • Las mujeres como protagonistas del nuevo desarrollo rural.
  • Programas de ayudas de la Unión Europea.

Por último, se enumera el conjunto de publicaciones relacionadas con la mujer que se encuentran en la Asociación Cultural, todas ellas para poder ser consultadas:

  • CARTA PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES DE LAS MUJERES EN EL ÁMBITO RURAL
  • Revistas «FEMENINO PLURAL». INTERNET: http//www.aragob.es/pre/iam/homi2.htm
  • Revista «AEQUALITAS», números 1 y 2.

 

La mujer rural en Pancrudo

 

Las tareas de ayer

Las mujeres de Pancrudo de hace varias décadas estaban muy integradas en el medio de producción de las economías domésticas. Además de hacer las faenas de casa contribuían a echar una mano en las faenas derivadas de la agricultura y ganadería. Ha habido también mujeres de mineros, para las cuales la vida era un poco distinta pero presentaban también características comunes.

Dentro de las faenas domésticas podemos recordar las siguientes. El amasar para ir hacer el pan al horno (en la foto adjunta se recoge la caja de la harina, la pintadera y la espátula), el hacer la comida en el hogar de la chimenea, en cocinillas y estufas de leña ya que las cocinas carecían de gas y de aparatos eléctricos, además sin agua corriente y, en muchas ocasiones, la comida había que «aviarla» para que se la llevaran los hombres al campo.

Fregar con unos estropajos de esparto y arena blanca del Colladillo (o de otros lugares), muchas de las veces, no en la cocina de casa sino en el río de Las Dehesas; lo mismo con la ropa, en el lavador y, si era invierno y hacía mucho frío, en las fuentes de El Prado (al margen se presenta la tabla de lavar).

Lavar lana para los colchones y almohadas era otra actividad frecuente y normalmente se realizaba en la Fuente Gimeno y en la poceta del Puente Belén. Por supuesto, también coser y zurcir las ropas ya que no estaban tan al alcance como ahora para poder comprarlas, había poco dinero. Todo esto teniendo en cuenta que en las familias había varios hijos y, en muchos casos, abuelos.

Pero estas tareas también había que compartirlas con otras de carácter agrícola. Por ejemplo, muchas veces, en la época de siega, desde junio a septiembre, las mujeres iban al campo a hacer gavillas, a llevar la comida al campo, etc.; cuando no, a llevar algún pequeño atajo de ovejas, si bien, en Pancrudo, esto no ha sido tan frecuente como en otros pueblos. Pero también en la primavera se trabajaba en el campo, en este caso en las dehesas, ayudando a sembrarlas, a entrecavar, a sacar agua de los pozos, etc.

 

Por último, quedan por recordar aquellas faenas que podríamos denominar «medio de casa, medio de campo». Me refiero al cuidado de los animales tales como los tocinos, los conejos y gallinas, los corderos, etc. Estas faenas casi siempre han sido realizadas por las mujeres.

Aunque casi todo era trabajar, también existían otros momentos en los cuales la mujer podía participar de un rato de asueto, tales como las fiestas locales (que también dan trabajo), las tardes-noches de baile, etc. ..; si bien, eran los menos.

El día de hoy

En la actualidad, prácticamente todas estas tareas han desaparecido de la agenda de la mujer, en parte debido a la transformación del sistema económico agrário, en parte a la presencia de electrodomésticos de varios usos, a un menor número de personas por familia, etc.

Desde el punto de vista de la población, tal y como se ha indicado en apartados anteriores, Pancrudo actualmente apenas llega a los 70 habitantes. Y es muy significativo que de ellas no hay ni una sola mujer joven, en edad de casarse y tener hijos, que viva de modo permanente en el pueblo. Igualmente, hay que significar que no hay ni un solo puesto de trabajo asalariado ocupado por mujeres.

Para tener una visión más global del medio rural de Pancrudo y su entorno hemos contado con la opinión de Laura Castellote Herrero, asistenta social. Nos cuenta lo siguiente:

El reflejo de la forma de vida, las características y el estudio de la Mujer en el medio rural al que me voy a referir a lo largo de estas líneas, corresponde a una realidad que he podido observar desde el conjunto de actuaciones que el Servicio Social de Base presta a los 12 municipios que componen la Mancomunidad de Municipios del Altiplano de Teruel.

Me gustaría comentar antes de nada, que la realidad en la que nos situamos, consiste en muchos núcleos de población, pero con muy pocos habitantes cada uno. El proceso de abandono y desertización en que está inmerso el conjunto de los pueblos, es alarmante y muy preocupante. Cada vez son más los que se marchan a vivir fuera, a zonas urbanas y a capitales, esto repercute directamente en el envejecimiento de la población existente.

Del total de la población que la Mancomunidad tiene, aunque es bastante igualitaria entre hombres y mujeres, a grandes rasgos puedo decir que existe un 5% más de hombres que mujeres, siendo estas un 47,2% del total.

En este sentido la mujer rural que nos encontramos en la zona tiene una serie de características que resumiría en:

  • La mayoría de ellas son mujeres casadas. Existen muy pocas solteras que vivan en el mundo rural.
  • Todas tienen las mismas preocupaciones e inquietudes, que por orden de prioridad son la educación de los hijos y la asistencia sanitaria.
  • Están contentas y a gusto viviendo en la zona rural, están plenamente integradas en la vida social del pueblo.
  • Y son muy participativas y colaboradoras en el desarrollo de cualquier actividad.

El conjunto de mujeres que existe en nuestra zona, se puede dividir en dos grupos:

1.- Aquellas mujeres que tienen muy definidas y claras sus funciones y que:

  • No trabajan fuera de casa pero sí dentro de la misma, realizando las labores del hogar.
  • Se dedican entre otras cosas a criar y cuidar a sus hijos y, en ocasiones, a los nietos.
  • Asumen la responsabilidad de la educación de los mismos y, en algunas ocasiones, tienen que transportar a sus hijos al colegio del pueblo más cercano.
  • Cuidan de las personas mayores que tienen a su cargo.
  • Y por si fuera poco, contribuyen en la economía familiar, cumpliendo con sus obligaciones en la explotación agraria y ganadera que poseen.

2.- Aquellas que trabajan fuera de casa o que tienen un trabajo autónomo, dedicándole muchas horas.

  • Colectivo formado por población relativamente joven (hasta los 40 años), y que son las menos representativas del total.
  • Son mujeres casadas pero con un determinado nivel de formación, que les permite ocupar puesto de trabajo cualificado.
  • Muchas veces, la realización de su trabajo les supone un desplazamiento fuera del municipio donde viven.

La actividad Social y Cultural de todas estas mujeres, queda articulada a través de sus Asociaciones de Amas de Casa, o Culturales. Están gestionadas y dirigidas por ellas mismas y son los canales de participación y cooperación en la vida comunitaria y local. Son puntos de encuentro donde se realizan actividades socio-culturales, que les sirven de ocupación y utilización del tiempo libre disponible en la formación y ampliación de su campo educativo cultural y social.

También se realizan numerosas y varias charlas formativas de muy diferentes temas que sirven a las mujeres para motivarlas y alcanzar mayor grado de autoestima, autonomía personal y desarrollo de sus capacidades.

Actualmente, vivir en el mundo rural lleva consigo una serie de ventajas y unos inconvenientes, que todos sabemos de sobra, pero tenemos que ser optimistas y saber aprovechar todos los beneficios que se desprende de ello.

El tiempo de Ocio

Bajo esta situación de poca población y envejecida, resulta difícil encontrar medios para salir de ella. En este sentido, buscar actividades con las cuales se resuelvan parte de las inquietudes y del tiempo libre que disponen las mujeres resulta también difícil. Actualmente existe la Asociación de Amas de Casa «Santa Magdalena», bajo la cual se organizan algunas actividades.

A continuación se describen algunas de las que ocupan el tiempo de ocio de las mujeres de Pancrudo.

Fiesta en Honor a Santa Águeda, 5 de Febrero de 2.000.

La festividad de Santa Águeda comenzó con una comida en el bar de Pancrudo, sobre las 2:30 ó las 3:00 de la tarde. Estábamos 27 mujeres en total, contando los pueblos de Pancrudo, Cervera del Rincón, Alpeñés y Corbatón. Nos acompañaron también sor Cristina y sor Teresa. El ambiente resultó muy animado, estábamos muy habladoras, a «corrillos claro», porque había varias mesas.

El menú fue el siguiente. De primer plato hubo «fidegua», después gambas langostineras con dos rodajas grandes de merluza aderezadas con una salsa muy sabrosa. Todo ello regado con vino blanco. El postre consistía en un plato completado con tres bocaditos de nata y un helado en medio, acompañado de champan. Por último, tomamos café y lo que cada una pedíamos.

Posteriormente, nos regalaron un clavel a cada una, muy bonito, y más tarde se preparó el sorteo de unas «cosicas», que nos hizo mucha gracia. Inicialmente, se facilitaron unos papelitos, cada uno con su número, y dio la suerte Pablito, el de María Ángeles, que estuvo muy acertado. A continuación, repartieron el famoso cuadro de la degustación del Día Gastronómico de la Semana Cultural, que nos alegró mucho. Todo un detalle de la Asociación Cultural.

A las cinco y media de la tarde vino el señor Cura y celebró la Misa en Honor a Santa Águeda. Hizo los preparativos sor Cristina, con ofrenda y todo. Cuando salimos de misa, sor Cristina y sor Teresa, en el porche de la iglesia, pusieron una mesica y nos sorprendieron con un grandioso bizcocho y una botella de vino, «del de celebrar».

En resumen, fue un día muy completo donde no faltó ni la alegría, ni la diversión, ni el recuerdo a Sta. Águeda.

Catequesis (Ver artículo «Agradecidos» en el apartado de «Miscelánea»).

Un día a la semana, generalmente los jueves, de seis a siete de la tarde se lleva a cabo una actividad de catequesis en el pueblo de Pancrudo. Se reúnen en la casa del cura, junto a la iglesia, el párroco Pedro, sor Cristina y todas las personas que quieren asistir, si bien siempre son mujeres las catequistas.

Durante ese tiempo se suelen leer textos de la Biblia que posteriormente se comentan. La lectura la realizan tanto Pedro, como Cristina, como cualquiera de las asistentes. En otros casos, después de la lectura se les pregunta a cada una de las catequistas qué es lo que han entendido o cómo lo han entendido, y posteriormente se diserta acerca el contenido.

Día 8 de marzo, Día de LA MUJER TRABAJADORA

En este día tan señalado para las mujeres se organizan, bajo la dirección del Servicio Social de Base Mancomunidad del Altiplano, diferentes actividades. Este año un total de 210 mujeres, reunidas en cuatro autobuses, fuimos en viaje organizado a los pueblos de Calamocha y Daroca. Una vez en Daroca, nos llevaron a un cine donde representantes de la Asociación ADRI (Asociación para el Desarrollo Rural Integral de las Comarcas de Daroca y Calamocha), nos explicaron distintas rutas turísticas, así como diversas actuaciones que realizan a lo largo del año.

Más tarde fuimos a visitar diferentes monumentos históricos de la ciudad, muy abundantes y de gran belleza. En un museo se pudieron ver diferentes objetos restaurados, así como un alto número de fósiles.

Sobre las tres de la tarde llegamos a Calamocha a comer. Paramos en el hotel Fidalgo donde nos sirvieron un primer plato de entremeses, una rodaja grande de salmón y para postre melocotón con vino. Al finalizar la comida nos obsequiaron con una agenda. Un poco más tarde regresamos a casa.

Juegos de cartas, paseos en grupo, etc.

Tanto el juego de cartas en las casas particulares, como los paseos casi diarios, son dos de las actividades con mayor solera.

Gimnasia de mantenimiento.

Con la participación del Ayuntamiento y del Centro de Desarrollo Rural existente en Perales del Alfambra, se facilita la realización de una o dos clases semanales de gimnasia de mantenimiento para todas las personas que quieran participar (siempre son mujeres). Normalmente se desarrollan en primavera y verano.

Semana Cultural (Ver apartado «Crónica de unas vacaciones en Pancrudo«)

Es asombrosa la actitud positiva y participativa que muestran mayoritariamente las mujeres en la generalidad de los actos que realiza la Asociación Cultural, particularmente en los que se les pide una mayor ayuda, por ejemplo, la colaboración para la preparación de diferentes menús para su posterior degustación, dentro del apartado del Día Gastronómico. Este año pasado han sido treinta y siete las colaboradoras, si bien, han participado también mujeres de la ciudad. No obstante, casi todas provienen del ámbito rural.

En particular, el verano pasado se rescataron diversos juegos tradicionales que habían quedado un poco en el olvido en las últimas décadas. Las mujeres fueron protagonistas de excepción de dicho evento.

Otras actividades en las que muestran especial interés son las desarrolladas en el taller de manualidades, tanto como monitoras como alumnas. Además de ofrecer numerosas conferencias y charlas en las que se abordan temas tan variados como los de la propia mujer, de geología, de historia, etc…

Por último, hay que destacar la participación de las mujeres en el campo literario. Existe notable interés por el género de la poesía, tal y como puede apreciarse en el apartado «La Hoja Literaria», bajo los títulos de Ama de Casa y El Silencioso Grito de Pancrudo.

 

Bibliografía

  • Instituto de la Mujer, 1.989. «Las mujeres en el medio rural«. ISBN: 84-7799-032-8. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid, 1.989
  • Instituto de la Mujer, 1.992. «Mujer y ruralidad. El círculo quebrado. Nº 27«. ISBN: 84-7799-045-X. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid, 1.992
  • Instituto Andaluz de la Mujer, 1.994. «Trabajadoras y Trabajos en la Andalucía Rural«. ISBN: 84-7921010-9. Consejería de Asuntos Sociales. Sevilla, 1.994
  • Instituto de la Mujer, 1.995. «Carta para la igualdad de oportunidades de las mujeres en el ámbito rural«. ISBN: 84-7799-120-0. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid, 1.995
  • Planeta DeAgostini, 1.997. «Fotos. RMN. 02-11«. Nardini Editori. ISBN: 84-395-2436-6.